Giff 2025: Carlos Carrera; Hay que Apostar por Más Películas que Incomoden
6 Ago. 2025
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El realizador y animador hace un llamado para defender la libertad artística; “se produce mucho, pero se arriesga poco. Hay fórmulas que se repiten”, dice
Redacción / CAMBIO 22
Uno de los directores más influyentes del cine mexicano contemporáneo, Carlos Carrera, se muestra sereno pero contundente. Reconocido por películas emblemáticas, como El crimen del padre Amaro, Un embrujo y Backyard: El traspatio, el cineasta no rehúye a los temas espinosos: habla con firmeza de la censura, la burocracia cultural y la urgencia de recuperar una mirada crítica en la pantalla grande.
“La autocensura es más peligrosa que la censura oficial. El cine que vale la pena es el que molesta, el que cuestiona. Si todo lo que hacemos es complaciente, terminamos sirviendo a intereses ajenos al arte. Hacer cine hoy es sobrevivir a la indiferencia”, dijo el director de cine.

Carlos Carrera no idealiza el pasado, pero reconoce que hubo momentos en los que el cine mexicano fue más arriesgado. Si bien ahora hay más producciones, la calidad no siempre está ligada a la cantidad. “Se produce mucho, pero se arriesga poco. Hay fórmulas que se repiten, películas que parecen hechas en serie. Falta una mirada más personal, más crítica. No todo puede ser comedia romántica o dramas que no tocan fibras”, comentó el cineasta.
- El Dato: Su primer largometraje, La mujer de Benjamín, ganó el premio Ariel a Ópera Prima y tuvo su estreno en el Festival de Berlín.
MENOS BUROCRACIA. Sobre el financiamiento, señaló que el modelo de estímulos fiscales como el Eficine y los apoyos del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) han sido fundamentales, pero cuestionó cómo se reparten y hacia dónde se orientan los recursos.
“El problema no es el apoyo, sino cómo se decide a quién se apoya. A veces da la impresión de que hay favoritismos o criterios poco claros. Se necesita más transparencia y menos burocracia”, señaló.
Carlos Carrera también advirtió sobre un fenómeno preocupante: la aparente domesticación del discurso audiovisual. A su juicio, muchas veces los cineastas, por temor a perder financiamiento o quedar fuera de festivales, optan por no incomodar.

“Hay temas incómodos que se han vuelto tabú. La violencia, la corrupción, los abusos de poder… parece que sólo se pueden tratar si son maquillados. Pero el cine tiene que mostrar la realidad, aunque duela”, aseveró.
EL COMPROMISO CON LA HISTORIA. A lo largo de su trayectoria, Carlos Carrera ha abordado temas sociales, políticos y religiosos con una mirada crítica. Su película El crimen del padre Amaro, protagonizada por Gael García Bernal, desató polémica por su retrato de un sacerdote joven envuelto en un conflicto moral. Fue nominada al Oscar y generó un debate nacional sobre los límites entre arte, religión y censura.
“No me interesa provocar por provocar. Lo que busco es contar historias que me mueven, que me indignan o me cuestionan. No entiendo el cine sin compromiso con la realidad”, expresó.
Actualmente, el director trabaja en una nueva película cuyo título aún no puede revelar, pero adelantó que será un retrato crudo de la juventud mexicana y su relación con la violencia.
“Es un proyecto difícil, incómodo pero necesario. Habla de cómo una generación entera ha crecido rodeada de muerte, impunidad y desesperanza. Quiero que la gente salga del cine con preguntas, no con respuestas fáciles”, detalló el también guionista y animador.

Carlos Carrera también ha incursionado en la animación; dirigió Ana y Bruno en 2017, y consideró que este formato puede ser tan potente como el cine de ficción para abordar temas complejos. “La animación no es sólo para niños. Se puede hablar de la muerte, la locura o el abandono con la misma profundidad, pero desde otro lenguaje. Lo importante es no subestimar al espectador”, dijo.
EL RETO DE FORMAR NUEVAS VOCES. Para el director mexicano, uno de los desafíos más urgentes del cine nacional es abrir espacio a nuevas voces. Aunque reconoce que hay talento joven con propuestas valiosas, alertó que muchos se enfrentan a un sistema que exige resultados rápidos y moldeables.
“A los jóvenes se les pide que tengan éxito antes de tener una voz. Eso es un error. El cine necesita maduración, ensayo y error. Hay que dejar que se equivoquen, que exploren, que tomen riesgos”, dijo el cineasta, quien recientemente fue homenajeado en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF).
Frente al futuro, el cineasta mantiene una postura crítica, pero no derrotista. Confía en que, pese a las dificultades, el cine seguirá siendo una herramienta poderosa para reflexionar sobre la sociedad. “Mientras haya alguien dispuesto a contar una historia con verdad, el cine seguirá vivo. No importa si es con pocos recursos o con muchas trabas. Lo importante es que no dejemos de mirar donde duele”, concluyó.
Fuente: La Razón
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