El Silencio También es Decisión
30 Jul. 2025
Redacción/CAMBIO 22
El gobierno de Mara Lezama tiene una responsabilidad clara: no solo administrar el presente, sino dar cuentas del pasado que hoy sigue afectando a Quintana Roo. Los señalamientos recientes del exsecretario Gabriel Mendicuti, quien acusó al exgobernador Carlos Joaquín de entregar el estado al crimen organizado, merecían algo más que una respuesta escueta y protocolaria. La gobernadora del Estado optó por trasladar el tema a la Mesa de Seguridad, como si se tratara de un asunto técnico más, y no de un posible caso de omisión o complicidad de alto nivel. Y como ya sabes que #MiPechoNoEsBodega en estás líneas #TeLoCuento.
La estrategia es evidente: evitar tensiones políticas, proteger alianzas heredadas, no incomodar a quienes aún tienen poder. Pero ese silencio institucional también es una decisión. No es neutral, no es menor y, mucho menos, es justificable si se quiere construir una administración distinta.
Desde 2020, como lo recordó el periodista Julian Santiesteban, los entonces diputados federales Jesús Pool Moo y Mildred Avila Vera ya habían denunciado que los recursos federales para combatir la inseguridad no estaban dando resultados. Por el contrario, los índices delictivos crecían, la percepción de inseguridad aumentaba, y el modelo de Mando Único fracasaba. No se trataba de opinión, sino de datos y advertencias públicas desde la máxima tribuna del país.

A eso se suma la actuación permisiva de quienes estuvieron al frente de la seguridad en el estado: Alberto Capella Ibarra y Lucio Hernández Gutiérrez en la Secretaría de Seguridad Pública, y Óscar Montes de Oca Rosales en la Fiscalía. Todos ellos encabezaron una estrategia que nunca funcionó y de la que hoy nadie quiere hacerse responsable.
Es verdad que el actual gobierno ha tenido avances, como la reducción de la deuda pública en 5 mil millones de pesos. Pero administrar bien no basta si no se hace justicia. No hay transformación verdadera si la impunidad sigue intacta. No hay confianza ciudadana si el pasado se protege con silencio.

La transición hacia 2027 no se puede construir sobre pactos tácitos, ni sobre omisiones cómodas. Si no se pone orden ahora, si no se aclara lo que ocurrió durante el sexenio anterior, ese pasado terminará por contaminar todo lo que viene. Lo que está en juego no es la imagen de un exgobernador, sino la credibilidad del gobierno actual.
O se investiga, o se es cómplice. No hay punto medio.
Fuente: Facebook
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