Memoria y Raíz de los Mayas
27 Jul. 2025
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En los pueblos mayas late una memoria insepulta.En la selva y en las piedras convergen voces de todos los confines cósmicos
Jorge González Durán / CAMBIO 22
Esta tierra guarda las antiguas voces de sus profetas. La geografía espiritual del enigmático país de los mayas conserva los valores de su historia y de una identidad acosada por el marketing turístico que depreda almas y culturas.
La antropóloga Emilia Seemann Conzati, en su libro Tihosuco, lugar clave de la Guerra de Castas, publicado por el gobierno estatal en 1989, precisa: “Los españoles del siglo XVI encontraron que el grupo maya poseía una densa población indígena con rasgos culturales pertenecientes a una elevada civilización; importantes centros urbanos que contenían grandes edificios de cal y canto policromados y calles empedradas, riquezas nunca vistas por los españoles en las Antillas; escritura ideográfica; conocimientos matemáticos y astronómicos que los habían llevado a la fijación de un calendario; practicaba la agricultura y el comercio, su religión era politeísta y tenían un sistema político bien organizado.”

Las voces mayas sobreviven en la memoria de los descendientes de los primigenios habitantes de esta tierra. Entre los textos mayas podemos mencionar al Popol Vuh, Los libros del Chilam Balam, Cantares de Dzibalché, Códice de Calkiní, Crónicas de Chac Xulub Chen, Crónicas de los Xiu, Ritual de los bacabes, Rabinal Achí, Título de los señores de Totonicapán y Anales de los cakchiqueles.
Mercedes de la Garza, en el prólogo del libro Literatura maya señala: “El sentido de la creación de nuevos textos mayas, a partir del momento de la conquista, sólo puede ser cabalmente comprendido si tomamos en consideración por qué realizaron obras escritas los mayas prehispánicos, pues, aunque la elaboración de textos en la época colonial responde, en gran medida, a nuevas necesidades surgidas de la conflictiva situación que trajo consigo el dominio español, sus autores fueron herederos de una peculiar concepción del cosmos que nos ayuda a explicar el afán de los antiguos mayas por registrar sus logros científicos, sus conceptos religiosos y su historia.”

Más adelante, agrega:
“El medio para lograr tal fin fueron los textos que, como hemos visto, recogen los mitos y rituales indígenas, confirman la nobleza y la antigüedad de los linajes, y prueban la legítima posesión de las tierras…”
Después de la conquista, los mayas se congregaban en ceremonias clandestinas para recordar a sus dioses decapitados, para hacer memoria colectiva de sus tradiciones insepultas. El sacerdote Diego López de Cogolludo, en su Historia de Yucatán, asienta: “Tenían fábulas muy perjudiciales de la creación del mundo, algunos (después que supieron) las hicieron escribir y las guardaban, aun ya cristianos bautizados, y las leían en sus juntas.”

Fray Francisco Ximénez, quien obtuvo el manuscrito del Popol Vuh de los quichés, consigna: “Pero como fue con todo sigilo que se conservó entre ellos con tanto secreto, que ni memoria se hacía entre los ministros antiguos de tal cosa, e indagando y en este punto, estando en el Curato de Santo Tomás Chichicastenango, hallé que era doctrina que primero mamaban con la leche y que todos ellos casi lo tienen de memoria, y descubrí que aquellos libros tenían muchos entre sí…”
El linaje de los mayas está vivo. Su antigua palabra tiene resonancias que remontan los siglos. En las comunidades indígenas, se habla el lenguaje profundo del tiempo inmemorial; varias deidades de los códices siguen marcando el rumbo para que el transcurrir del tiempo no se detenga. A pesar de todo…
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