Hiroshi Takahashi / CAMBIO 22

Durante décadas, Samuel Baldomero Carpio Martínez se mantuvo en los márgenes del radar nacional e internacional. En el ecosistema opaco de los proveedores del Estado, su nombre circulaba en documentos oficiales pero no en los periódicos.

Era un contratista más, uno de esos empresarios que —como tantos en México— habían aprendido a moverse entre las rendijas del sistema, sabiendo cuándo presentarse, con quién hablar, y sobre todo, qué no decir. No buscaba reflectores. Buscaba contratos.

MILLONARIO

Pero en 2020, en pleno ascenso de los programas sociales del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, Carpio dejó de ser invisible. Su empresa, Ibero Azteca 2000 S.A. de C.V., fue seleccionada por el Banco del Bienestar para proveer dispositivos de dispersión tecnológica. El monto: 459 millones de pesos.

En apariencia, una licitación más. En los hechos, una paradoja: una empresa sin historial en tecnologías de la información —cuyo objeto social incluye la venta de joyería, bebidas alcohólicas, autopartes, textiles y juguetes— se convertía de la noche a la mañana en proveedor clave del brazo financiero de la Cuarta Transformación. Con un contrato confidencial.

Documentos a los que tuvo acceso este reportero indican que entre sus clientes también presumen a Corporación Mexicana de Impresión, a quienes surten de tarjetas de circulación vehicular y licencias de conducir Tipo A.

El gobierno de la Ciudad de México también hizo negocios con él. El gobierno del estado de Puebla, Sinaloa, Veracruz, Tabasco y claro, el Banco del Bienestar.

De Samuel Baldomero Carpio Martínez no se conocen entrevistas ni declaraciones públicas. No frecuenta foros empresariales, ni publica artículos de opinión. Su figura se reconstruye a partir de rastros: actas notariales, documentos fiscales, contratos con dependencias públicas, demandas laborales y registros en bases de datos financieras. Lo que emerge no es una biografía, sino una arquitectura.

La primera piedra fue Ibero Azteca 2000, constituida a finales del milenio. Su objeto social —redactado como si se quisiera abarcar todo el espectro del comercio— incluía desde la importación de artículos escolares hasta la distribución de alimentos, sistemas de seguridad, servicios de consultoría, muebles y lubricantes.

Banco del Bienestar

Es decir: lo que sea, cuando sea, para quien sea. La elasticidad del objeto social fue clave: le permitió, dos décadas después, incursionar en un contrato tecnológico con un banco estatal, sin tener antecedentes en el ramo.

Esa lógica se repite en otras firmas de su propiedad. Se le relaciona como socio o accionista en Soluciones Integrales Fortuna, empresa proveedora de la Secretaría de Administración y Finanzas de Sinaloa.

Karpio Café, proveedora de la Universidad Politécnica de Yucatán. Resoluciones RBD. Contacto y Proyección Efectiva, que llama la atención entre funcionarios de gobierno  porque ha sido proveedora de la alcaldía Iztapalapa y Milpa Alta, concursando como servicios de mantenimientos a deportivos y equipamiento urbano.

Esa lógica de participación como socio o accionista en empresas proveedoras del gobierno se repite en diversas firmas de su propiedad.

Proyectos y Construcciones Inmobiliarios Carma también aparece en documentos oficiales como proveedor de la Ciudad de México, Milpa Alta, Iztapalapa y Miguel Hidalgo. Laredo FIRM, Grupo Desarrollador 2018, JRR Servicios Gastronómicos y se menciona en otras empresas más.

Destaca por ejemplo que Sambalca Enterprise registró una licitación en conjunto con Ibero Azteca 2000 para la contratación plurianual del servicio de canales de atención a cliente Fonacot, cuando en el Fondo Nacional para el Consumo de los Trabajadores trabajaba su cuñada, Laura Isabel León Ochoa, como Directora General Adjunta Comercial.

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Si su vida empresarial ha sido discreta, su vida social ha dejado algunas huellas de color. En octubre de 2013, su hijo, Samuel Alejandro Carpio León, contrajo matrimonio con María Fernanda Villalobos.

La ceremonia fue cubierta por la revista Quién. Entre los asistentes figuraba María Guadalupe León Ochoa, madre del novio, quien aparece también como esposa de Samuel Baldomero Carpio en las fotos, tomados de la mano. Y Ana Karen Carpio León, la hija del matrimonio.

Las imágenes de la celebración y de otros eventos familiares posteriores —entre ellos comuniones, cenas en Bosques de las Lomas y reuniones privadas en Florida— apuntan a un entorno familiar estructurado, discreto y económicamente acomodado.

La ceremonia fue interpretada en algunos registros como vinculada a Carpio padre, pero los documentos civiles y las fotografías muestran con claridad que se trató del enlace de su hijo. Porque el empresario destaca siempre en las primeras secuencias.

Sucedió lo mismo cuando su hija inauguró una cafetería Pasión del Cielo junto al actor-político de la derecha Eduardo Verástegui, en junio del 2015. Samuel Carpio, junto a Mario Maciel, parecen los dueños del lugar en las imágenes que ese día se tomaron, aunque también salen por ahí Enrique Lascurain, Gabriel de la Fuente y Pablo Moctezuma.

El salto de Ibero Azteca 2000 al mapa federal ocurrió sin transición visible. Hasta antes del contrato con el Banco del Bienestar, no hay evidencia pública de que la empresa hubiera participado en desarrollos tecnológicos.

En junio de 2015, la hija del empresario inauguró una cafetería Pasión del Cielo junto al actor y político de derecha Eduardo Verástegui

El reportaje publicado por El Sol de México en junio de 2020 destapó el caso: “Importadora de joyas surte tecnología a 4T”, decía el titular. El texto desgranaba el contrato, explicaba que Ibero Azteca cumplió con los requisitos técnicos, pero dejaba abierta la pregunta esencial: ¿cómo fue seleccionada?

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La licitación no fue impugnada. No hubo denuncias. No se conocieron detalles. Pero el episodio encendió una luz sobre un fenómeno más amplio: la migración de antiguos importadores o contratistas menores, integradores, al ecosistema de contrataciones federales de gran escala, bajo la narrativa de austeridad y transformación del gobierno en turno.

Ese no era el primer contrato público de Carpio. En la alcaldía Álvaro Obregón, su nombre figuró en un contrato de obra como administrador único. En la Secretaría de Movilidad de la CDMX, también aparece como representante legal de una empresa contratada. En total, su huella se distribuye por dependencias locales y federales, con una constante: el bajo perfil.

Pero los datos más reveladores no están en los contratos. Están en las facturas. De acuerdo con datos de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Carpio recibió más de 68 millones de pesos a través de una red de empresas privadas entre 2018 y 2022, entre las que destaca Sambalca Enterprise, especializada en call centers, que le transfirió más de 46 millones de pesos.

Otra fuente significativa fue CIBanco, con más de 16 millones depositados en ese mismo periodo. También aparecen en sus ingresos Bataglia Logistic & Commerce, Grupo GAMBA, y su propia firma, Ibero Azteca 2000, actuando simultáneamente como proveedora y cliente.

En marzo de 2018, GAMBA SA de CV —empresa señalada por el SAT como una EFOS (empresa que factura operaciones simuladas)— transfirió 800 mil pesos a Samuel Carpio en concepto de nómina.

En total, entre 2017 y 2018, Carpio recibió más de 18 millones de pesos en pagos por “sueldos y salarios” desde firmas que fueron presuntamente creadas apenas meses antes, algunas sin empleados registrados ni oficinas visibles.

Alcadía Álvaro Obregón, Calle 10, Col. Toltecas | Mexico City

Pero el ascenso financiero tiene fecha de caducidad. En 2018, Carpio reportó ingresos personales por 23.4 millones de pesos. Para 2021, esa cifra cayó a cero. Su declaración anual muestra una caída vertical en ingresos y deducciones, lo que coincide con la entrada en vigor de auditorías más agresivas contra EFOS, y con una creciente atención mediática tras la publicación del reportaje en El Sol de México.

En paralelo, las autoridades registran un patrón de movilidad centrado en la Ciudad de México y Morelos, donde tiene dos residencias habituales: una en Cuajimalpa y otra en Atlatlahucan, esta última utilizada los fines de semana. Una más en Lindavista, pero parece que no se utiliza. Le han documentado más de 160 viajes internacionales entre 2013 y la fecha actual, con frecuentes visitas a Miami y Orlando.  Desde 2013 hasta la fecha actual, se le han documentado más de 160 viajes internacionales

Y sus archivos comienzan a desempolvarse nuevamente, nos cuentan al interior del gobierno. CIBanco, donde Carpio movió depósitos millonarios, fue señalado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos en junio de 2025 como una “institución de preocupación principal en materia de lavado de dinero”, debido a su presunta participación en operaciones relacionadas con el tráfico de fentanilo.

Las autoridades estadounidenses prohibieron a entidades financieras realizar transacciones con esta institución. CIBanco ha negado cualquier vínculo con operaciones ilícitas y anunció que impugnará la designación. Intercam Banco, por su parte, también fue incluido en la misma alerta por presuntamente facilitar estructuras financieras utilizadas por redes delictivas para mover dinero entre México y EU.

Aunque el gobierno mexicano no ha emitido sanciones formales, ambas instituciones quedaron bajo observación por parte de organismos de inteligencia financiera. Además de esas instituciones, se le relacionan operaciones con Monte Nacional del Águila, una casa de empeño en la que también figura como socio.

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Más recientemente, en diciembre del 2024, el nombre de Samuel Carpio Martínez volvió a aparecer —esta vez en los registros del condado de Orange, Florida— como codemandado en un proceso de embargo por impago de cuotas en un tiempo compartido de Disney Vacation Club.
Junto a él, figura su esposa, María Guadalupe León Ochoa. El asunto es menor. Pero arroja una última imagen: la de un empresario que alterna entre los millones de los contratos públicos y los atrasos de una hipoteca vacacional y embargo en Animal Kingdom Villas.

En un país donde la corrupción suele estar asociada a grandes escándalos, Carpio representa algo distinto. No hay escándalo. Hay sistema. No hay delito. Hay laguna legal. No hay rastro de enriquecimiento ilícito. Hay contratos aprobados, actas notariales, y un desfile de objetos sociales cuidadosamente redactados.

Tal vez la clave no esté en lo que hizo, sino en lo que el sistema le permite hacer. Carpio es el rostro de un modelo que prospera en la penumbra: el proveedor sin currículum, el contratista sin foto, el empresario sin marca. Alguien que entendió —mucho antes que otros— que en el México de las grandes transformaciones, lo importante no es ser visible. Es estar en el contrato correcto, con el papel correcto, en el momento justo.

 

 

 

Fuente: El Sol de Mexico

redaccion@diariocambio22.mx

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