Redacción/CAMBIO 22

José María Morelos, 18 de julio. –  La milpa tradicional, fundamento de la alimentación y cultura del pueblo maya, atraviesa una crisis debido a las lluvias irregulares, el cambio climático y la pérdida de variedades criollas. Miguel Kú Balam, miembro de la Red de Productores de Servicios Ambientales, advirtió que esta temporada ha sido especialmente crítica para los agricultores de la zona maya.

“Las lluvias están muy espaciadas, ya no caen como antes. A veces solo llegan cuando pasa un huracán o hay un cambio en el clima. Esto afecta mucho porque no podemos sembrar a tiempo, y si sembramos y no llueve, se pierde la semilla”, explicó.

Ante esta situación, los campesinos que perdieron sus primeras siembras por falta de agua o por el ataque de aves, han optado por variedades de maíz de ciclo corto como el xmejen nal, que madura en dos o dos meses y medio. Sin embargo, no es una solución garantizada.

“El xmejen nal y el nalteʼel son los más en riesgo. Son variedades criollas muy valiosas, pero si no llueve pronto, se perderán. Y recuperar esas semillas es muy difícil, porque ya casi no se conservan en la península de Yucatán”, afirmó Kú Balam.

Otro aspecto alarmante es la desaparición del petp’ach, un sistema agrícola tradicional que consistía en sembrar otras especies junto con el maíz, como tomate criollo, chile verde, pepino y sandía criolla. “Nuestros abuelos lo llamaban el chak de la milpa. Era el recado de la milpa, lo que daba sabor y ayudaba a proteger el maíz”, recordó.

Miguel lamentó que cada vez menos campesinos practiquen el petp’ach, pues la mayoría de quienes lo hacían ya son adultos mayores, entre 60 y 70 años. “Los jóvenes ya casi no lo hacen. Solo si lo transmitimos a nuestros hijos y nietos se podrá conservar esa forma de vida. Si no, la agricultura tradicional se va a perder”, advirtió.

Actualmente, muchos de los que siguen cultivando milpa tienen entre 50 y 65 años, lo que pone en peligro la continuidad del conocimiento ancestral. Kú Balam hizo un llamado a recuperar prácticas antiguas y a motivar a las nuevas generaciones para que siembren, aunque sea en pequeñas parcelas.

“Aún hay esperanza”, concluyó, “pero si no actuamos ahora, perderemos no solo semillas, sino también nuestra identidad como pueblo”.

 

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

RHM

 

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