Chetumal: Sueños del Sur
12 Jul. 2025
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“Hay que dormir con los ojos abiertos, hay que soñar con las manos, soñemos sueños ac8vos de río buscando su cauce, sueños de sol soñando sus mundos…” Octavio Paz
Efraín Villanueva Arcos/ CAMBIO22
Escribí hace poco sobre Chetumal y mis sentimientos de su presente y futuro. Veo que las autoridades actuales intentan hacer algo por la ciudad, anuncian un barrio mágico, un recinto fiscalizado y un andador peatonal para la avenida más emblemática. No pretendo juzgar sobre la pertinencia de estas propuestas, simplemente deseo externar cinco ideas que considero podrían ser útiles para la ciudad.
1.- Programa para el saneamiento ambiental de la ciudad y su entorno. Tres acciones son urgentes para Chetumal: a) la clausura y el saneamiento del sitio de disposición final de residuos (SDFR), b) la mejora de todo el sistema de drenaje sanitario y c) la atención a las descargas de aguas negras a la bahía.
El SDFR ya está rebasado y está afectando tanto la salud de los habitantes de las colonias cercanas como los ecosistemas en el entorno. La falta del drenaje sanitario implica que aún buena parte de la ciudad continúa utilizando fosas sépticas –en el mejor de los casos- o simples pozos de absorción o letrinas. Dada la permeabilidad de los suelos cársticos de la zona, es fácil suponer a dónde van a parar estos residuos. Seguro estoy que muchos de los chetumaleños que tuvimos

la oportunidad de nacer y crecer en el hermoso pueblo bicicletero de antaño, añoramos volver a nadar en las salobres aguas de la hermosa bahía de Chetumal.
Pero queremos tener la seguridad que ya no llegan descargas de aguas negras y que la calidad del agua es apta para la recreación y el disfrute de los deportes náuticos. La norma aplicable señala varios estudios que deben realizarse para la clausura del SDFR, y surge también la necesidad de contar con un nuevo proyecto, que espero ya no sea otro relleno sanitario sino alguna tecnología que aproveche y valore los residuos y que necesariamente deberá estar acompañada de una estrategia de educación ambiental que separe y seleccione los residuos desde el origen, desde nuestras respectivas casas. Esto requiere inversión y coordinación entre los tres niveles de gobierno, pues el Municipio no puede solo, además de una buena dosis de participación de la sociedad civil.
Cobertura forestal. El diseño de la ciudad que impulsó el gobierno cardenista de Rafael Melgar en los 30s del siglo pasado contempló avenidas con amplios camellones. Algunas aún han resistido el rediseño urbano y mantienen árboles que, sin tener un patrón definido, algo aportan a detener las llamadas “islas de calor” que tanto nos están agobiando. Con el plan piloto forestal, Quintana Roo ha sido ejemplo nacional e internacional de buen manejo forestal, por lo que tenemos técnicos conocedores que pueden brindar su asesoría en las especies que dan sombra, no tiran hojas (perennifolias), tienen raíces profundas que no rompen los pavimentos, o bien árboles que pueden adornar de rosa o amarillo las avenidas (maculís) siempre y cuando exista un buen sistema de composta.
Imagino una ciudad planificada con los árboles adecuados para dar sombra y color. En varios ejidos (Noh Bec por ejemplo) existe el capital humano para apoyar esta planeación forestal cuyos frutos, de realizarse, se verían hacia el 2050. Ojalá alguno de los nuevos políticos pueda ver ese horizonte.
Identidad urbana. Chetumal no tiene hoy una imagen homogénea. A diferencia de Mérida o Campeche, antiguas ciudades coloniales, la joven Chetumal se caracterizó por su arquitectura caribeña, sus bellas y coloridas casas de madera de dos y cuatro aguas que recuperaban el agua de lluvia y que Don Luis Reinhardt plasmó en la maqueta ubicada frente al Congreso del Estado. Esa es la identidad que se llevó el huracán “Janet” y que debemos recuperar al menos en ciertos barrios de la capital. Imagino un bulevar con diseños y colores caribeños. Existen hoy materiales con los que pueden construirse fachadas o edificios completos simulando la madera machimbrada con la que se hicieron las grandes casonas de los chetumaleños antiguos. Un buen intento se ha hecho en Calderitas. Elemento complementario de esta identidad urbana es fortalecer la gastronomía mayacaribe. Imagino un menú básico de “rice and beans with coconut oil”, pescado en seré (de la influencia garífuna), makún de pescado (de raíces mayas), picadillo holandés (free zone), tortitas de macabí (de Xcalak), con postres tipo budín de camote, helado de guanábana (de Don Nacho, of course). La gastronomía es una de las fortalezas de la identidad y entre las familias chetumaleñas hay mucho por aprender.
Mejorar la movilidad y el transporte público. Creo que Chetumal es la única ciudad del país donde te subes a un taxi y al rato el chofer para y sube a dos, tres y hasta cuatro pasajeros más, sin pedirte permiso. Si protestas, te sube el precio o te baja. Es el problema de no tener un buen servicio público de transporte, y de haber construido una ciudad donde lo más importante es el vehículo motorizado, pues no hay respeto para el peatón y menos para el ciclista.
Chetumal no tiene una sola ciclovía ni un buen programa para impulsar la movilidad con bicicleta. Gabriel Zaid dijo recientemente que la bicicleta es el único invento tecnológico que nació verde.
De aquel pueblo bicicletero, que es la realidad hoy en ciudades como Amsterdam y Copenhague, no queda nada. Es algo que también hay que recuperar.
Energía sustentable. Casi toda la energía que consume Quintana Roo, y Chetumal en particular, es producida quemando combustibles fósiles, lo cual es caro y altamente nocivo para el medio ambiente. Hoy, con un gobierno federal sensible a los temas de energías renovables, se debe aprovechar para fomentar acciones en favor de la energía distribuida, esa que se puede generar desde los techos de las casas y tiene un par de contribuciones importantes: ayuda al medio ambiente y abarata la tarifa que pagas.
En escritos ulteriores, trataré de desmenuzar estas propuestas.
KXL





















