Calladito, se Veía

Helí Herrera Hernández / CAMBIO22

Nada más salió de su escondite dorado que tiene en España y habló sobre el frustrado aeropuerto de Texcoco, y le empezaron a llover acusaciones como la de haber recibido 25 millones de dólares (475 millones de pesos, al valor que tuvo el dólar ayer) de empresarios israelíes que le habrían dado para obtener contratos gubernamentales, entre los que se hallan la adquisición de Pegasus.

Todos sabemos que esa tecnología ha servido para que los gobiernos del PRI, PAN y ahora Morena espíen, hasta antes de las reformas de la semana pasada, a sus adversarios políticos, más que a la delincuencia. Ahora ya nadie nos escaparemos de ser vigilados por el “gran hermano”.

“Es una insinuación carente de sustento”, le afirmó Enrique Peña Nieto al periodista Ciro Gómez Leyva, en una entrevista planeada entre ellos, para darle voz al exmandatario y así buscar contrarrestar la acusación principal que publicó un medio israelí, y que lo une con el polémico software de Pegasus, pero que él “no espiaba a nadie”.

“México y todo el mundo se siente >pinchado< a su teléfono, pero la compra de este servidor fue adquirido por empresas de inteligencia del Estado, para generar condiciones de seguridad, para combatir a los grupos delictivos”, le dijo a Ciro, allá en España, donde residen los dos.

De que espiaba su gobierno, espiaba. El problema, insisto, es que espiaba a personajes de la vida política y periodística (pregúntenle a Carmen Aristegui), en lugar de espiar a la delincuencia. Si le hubieran dado utilidad responsable al software Pegasus, jamás hubiera ocurrido la masacre con los estudiantes normalistas de Ayotzinapa y ellos hubieran detenido (y no los estadounidenses) al “Mayo” Zambada y demás jefes de los distintos cárteles que azotan el país; pero aquí la litis no es el espionaje, sino la corrupción de Peña Nieto, que tan solo de ese tráfico de influencia aseguran los empresarios israelíes haberle dado 25 millones de dólares. ¿Cuánto más recibió el expresidente -como otros- durante sus seis años de mandato, por dar contratos a industrias, empresas, bancos, concesiones, etc.?

¡Y ahora nos sale que él no tranzó! Por favor, la “casa blanca” se queda diminuta en comparación con el efectivo que recibió y que lo tiene viviendo en Europa sin trabajar, viviendo en una zona residencial de alta gama. Eso le hubiera preguntado Ciro, de qué vive, cómo sostiene una vida harta de lujos, si no es que con los dineritos que se embolsó, mal habido.

Solo falta que ahora nos afirme, en otra entrevista, que su matrimonio con la actriz Angélica Rivera fue por amor y no producto de una planeada estrategia de mercadotecnia ideada para catapultarlo en su camino a la Presidencia de la República. A otro can con este hueso.

Fuente: El Financiero

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