Violencia Acaba con Sinaloa, Mil 700 Muertos y 15 Mil Empleos Perdidos
9 Jul. 2025
Desde septiembre de 2024, la disputa interna entre facciones del Cártel de Sinaloa ha transformado el panorama económico, laboral y de seguridad en la entidad
Redacción/CAMBIO 22
Desde el 9 de septiembre de 2024, cuando inició la confrontación directa entre Los Chapitos y La Mayiza, facciones del Cártel de Sinaloa, el estado ha vivido una de las peores crisis de violencia en su historia reciente. Diez meses después, el saldo es: mil 675 homicidios dolosos, cerca de seis mil vehículos robados y una pérdida estimada de hasta 15 mil empleos.
Los efectos más severos se concentran en Culiacán, pero se extienden a municipios clave como Navolato, Salvador Alvarado, Mocorito y Mazatlán. En estas zonas se han registrado enfrentamientos, ataques a convoyes militares, hallazgos múltiples de cuerpos y decomisos de explosivos, armas largas y vehículos blindados.

Uno de los hechos más cruentos ocurrió apenas el pasado 30 de junio, cuando fueron abandonados 20 cuerpos, algunos devapitados, en la capital sinaloense.
De acuerdo con cifras de la Fiscalía General del Estado y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), junio de 2025 fue el mes más violento con 207 homicidios registrados. En los primeros siete días de julio ya se contabilizaban al menos 52 asesinatos más, con un promedio superior a cinco casos diarios.
A la par, la violencia ha tenido un efecto devastador en el empleo formal. Según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), entre abril de 2024 y abril de 2025 se perdieron 14,717 empleos en la entidad. La Coparmex Sinaloa ha identificado como los sectores más afectados al comercio minorista, los servicios profesionales, el transporte y la construcción.
Culiacán: epicentro de la crisis
“Culiacán ha recibido el impacto más fuerte de esta crisis”, advierte Javier Llausás Magaña, director de Construyendo Espacios para la Paz. “A diferencia de lo que vivimos en 2010 y 2011, cuando la violencia se distribuyó entre los 18 municipios, hoy el epicentro está aquí. Las cifras son inéditas”.
Llausás insiste en que esta violencia concentrada también erosiona el ánimo colectivo: “La gente tiene miedo, los negocios cierran, no se contrata personal. Y lo más grave es que todo esto merma la esperanza, la posibilidad de imaginar un futuro”.
Uno de los delitos que más ha escalado es el robo de vehículos. Solo en junio se reportaron 373 unidades robadas en Culiacán, comparadas con 81 en el mismo mes del año anterior: un incremento de más del 400%.

“El miedo es tal que la gente ya no se baja del auto, ni circula con normalidad. Esto paraliza el comercio, los servicios, la vida cotidiana”, afirma Llausás.
Además, entre septiembre de 2024 y el 7 de julio de 2025 se han denunciado 5,977 robos de vehículos en Sinaloa, con un promedio de 19.5 diarios. Pese a operativos y retenes, menos del 13% de los autos son recuperados.
Frente a este panorama, Llausás propone una ruta de recuperación basada en tres ejes: salud mental y emocional, especialmente en jóvenes; reactivación económica con enfoque comunitario; y reconstrucción de la confianza ciudadana en las instituciones de seguridad.
“Hay militares y policías que arriesgan su vida cada día, pero el gobierno también debe abrirse a trabajar con la ciudadanía, informar y generar canales reales de colaboración”, sostiene.
Más de 1,800 negocios cerrados
José Ramos Ortiz, presidente de Coparmex Sinaloa, ha advertido que la caída en el empleo responde al cierre de empresas, reducción de turnos y traslado de operaciones. Por su parte, la Unión de Locatarios del Centro de Culiacán ha documentado el cierre de 850 negocios formales y más de 1,800 si se incluye el comercio informal.
Las zonas más afectadas son el centro de Culiacán, el corredor Emiliano Zapata, Las Quintas, Lomas del Boulevard y el mercado Garmendia. Los comerciantes señalan que, además de la violencia directa, la falta de clientela, los horarios recortados, la amenaza de extorsiones y la imposibilidad de contratar personal agravan la situación.

Sin cifras oficiales del impacto económico
Hasta el momento, el Gobierno de Sinaloa no ha publicado un informe consolidado sobre el impacto económico de la narcoguerra. Las cifras disponibles provienen de fuentes como el IMSS, el SESNSP, cámaras empresariales y reportes periodísticos.
Pese a ello, funcionarios estatales insisten en que “la percepción de inseguridad no refleja una caída en la inversión”, aunque indicadores como la desocupación comercial y la cancelación de desarrollos inmobiliarios contradicen esa afirmación.

A casi un año de su inicio, la confrontación interna del Cártel de Sinaloa no muestra señales de detenerse. Las disputas por el control territorial continúan, y los operativos federales no han logrado frenar la circulación de armas ni evitar nuevos enfrentamientos.
Mientras tanto, el tejido social y económico del estado sigue deteriorándose. Comerciantes, empresarios y organismos como la Coparmex exigen una estrategia integral que combine seguridad, recuperación económica y protección al empleo, bajo coordinación efectiva entre los gobiernos federal y estatal.

¿Por qué es importante este tema?
Contexto: el 2024 marcó un punto de quiebre para el Cártel de Sinaloa. La captura de Ismael “El Mayo” Zambada, en julio de ese año, representó uno de los golpes más severos para la organización criminal. Líder histórico y pieza clave en el entramado del narcotráfico entre México y Estados Unidos, “El Mayo” había sido, junto a Joaquín “El Chapo Guzmán”, el principal arquitecto del poderío del cártel durante más de dos décadas. Su caída no solo desmanteló parte de la estructura operativa, sino que también generó un profundo vacío de poder que avivó las tensiones internas.
La detención de Zambada fue el preludio de una ola de violencia que estalló el 9 de septiembre de 2024, y que desde entonces ha dejado cientos de muertos, desaparecidos y un repunte de delitos del fuero común en gran parte del estado de Sinaloa. El conflicto ya no era entre el cártel y el Estado, sino entre sus propias facciones.

Ese mismo día, el 25 de julio, también fue capturado Joaquín Guzmán López, alias “El Güero”, uno de los hijos de El Chapo e integrante activo de Los Chapitos. Su detención en El Paso, Texas, junto a El Mayo, representó un golpe doble para la estructura criminal: se trataba de dos figuras clave, cada una al frente de facciones rivales. “El Güero” era considerado una pieza fundamental en las operaciones de tráfico de fentanilo y metanfetamina, y parte del núcleo que intentaba consolidar el dominio de los Guzmán en regiones estratégicas del país y las rutas hacia Estados Unidos.
Ambas capturas desataron una guerra interna entre Los Chapitos y los remanentes de La Mayiza, en alusión a la vieja guardia comandada por El Mayo. Lo que siguió fue una escalada de violencia sin precedentes en el estado, con Culiacán como epicentro de enfrentamientos, asesinatos masivos, robos de vehículos y una profunda fractura social y económica.
Fuente: La Silla Rota
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