Redacción / CAMBIO 22

José María Morelos, 25 de junio. –  Aunque aún no representa un riesgo elevado, la contaminación electromagnética es un tipo de afectación ambiental que ya está presente en el municipio y que podría aumentar en el futuro si no se generan hábitos de uso responsable de la tecnología, advirtió Daylan Díaz Hernández, joven investigador interesado en temas de contaminación poco visibles como la lumínica y la electromagnética.

Díaz Hernández explicó que este tipo de contaminación se produce por la exposición excesiva a campos electromagnéticos que emiten diferentes dispositivos tecnológicos, tales como antenas de radio, televisión, señales satelitales y, más recientemente, redes Wi-Fi. “La conectividad ha llegado a casi todas las comunidades del municipio. Incluso en las más alejadas ya es común encontrar antenas satelitales para televisión o internet”, detalló.

Aunque en José María Morelos aún no se puede hablar de una contaminación electromagnética crítica, sí existen indicios de su presencia. El investigador puntualizó que, a diferencia de otros contaminantes, esta clase de radiación no es visible, pero puede llegar a tener efectos en la salud si se presenta en altos niveles de exposición. “Hay estudios que relacionan la exposición constante a campos electromagnéticos con síntomas como dolores de cabeza o migrañas. En contextos urbanos con mucha conectividad, esto puede volverse un problema real”, señaló.

Entre los principales generadores cotidianos de este tipo de contaminación destacan los teléfonos móviles, debido a que constantemente emiten y reciben señales de red, Wi-Fi, Bluetooth y otros servicios de conexión. “Una de las recomendaciones básicas es poner el teléfono en modo avión cuando no se usa, especialmente al dormir, y desconectar los dispositivos eléctricos que no se necesiten durante la noche”, recomendó.

También mencionó otros aparatos como los microondas y los electrodomésticos conectados a la red eléctrica como emisores de campos electromagnéticos. Por ello, llamó a hacer un uso responsable de la tecnología: “No se trata de rechazar la tecnología, sino de tomar conciencia del impacto que puede tener y buscar formas de reducir nuestra exposición”.

Finalmente, Díaz Hernández subrayó la importancia de comenzar a hablar de este tipo de contaminación antes de que se vuelva un problema mayor. “La tecnología avanza, y con ella también los riesgos invisibles. Es momento de informarnos y actuar de forma preventiva para evitar afectaciones futuras”, concluyó.

 

 

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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