El Regreso del Gusano Barrenador del Ganado
15 Jun. 2025
Luis Fernando Haro / CAMBIO 22
En 1991, México logró un hito sanitario al erradicar el gusano barrenador del ganado, una de las plagas más agresivas que ha enfrentado el sector pecuario. Este insecto, cuyas larvas se alimentan de tejido vivo en animales de sangre caliente, provoca lesiones profundas, infecciones severas, disminución en la producción de carne y leche y, en muchos casos, la muerte del animal.
Además del sufrimiento animal, sus efectos económicos fueron devastadores. La erradicación se consiguió gracias a una colaboración binacional con Estados Unidos, que incluyó la liberación masiva de moscas estériles y la implementación de un riguroso sistema de vigilancia zoosanitaria.

Sin embargo, después de más de tres décadas de tranquilidad, en 2023 se reportó un brote en Panamá, lo que encendió las alertas de los organismos regionales de sanidad agropecuaria. Para noviembre de 2024, el gusano ya había llegado a Chiapas, marcando oficialmente su regreso a territorio mexicano.
Ante esta situación, el gobierno de Estados Unidos reaccionó cerrando su frontera a las exportaciones mexicanas de ganado en pie, una medida con graves consecuencias, dado que ese país representa el principal destino comercial de los ganaderos nacionales.
México respondió de inmediato con una serie de medidas emergentes: cuarentenas, vigilancia epidemiológica intensiva, establecimiento de cordones sanitarios y campañas informativas dirigidas a los productores. También se reactivó el programa de liberación de moscas estériles para reducir la población activa del parásito. Estas acciones lograron contener temporalmente la expansión de la plaga y permitieron una reapertura parcial de la frontera en febrero de 2025, aunque bajo estrictos protocolos de inspección.
No obstante, en mayo de 2025 se detectaron nuevos brotes en Veracruz y Oaxaca, lo que obligó a un nuevo cierre fronterizo. Esta vez, las autoridades mexicanas redoblaron esfuerzos: se involucró a los gobiernos estatales del sur-sureste, incluso en entidades donde aún no se habían registrado casos; se endurecieron las restricciones a la movilización de ganado y se intensificaron los “peinados” sanitarios a nivel nacional.
Actualmente, se liberan semanalmente 100 millones de moscas estériles, y ya está en marcha un nuevo centro de reproducción en Chiapas, con una inversión de 21 millones de dólares, cuyo objetivo es incrementar la capacidad de producción de estos insectos benéficos en un plazo de cuatro a cinco meses. Paralelamente, una delegación del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) visitó recientemente nuestro país y reconoció las acciones emprendidas. En los próximos días, cuatro equipos del USDA recorrerán las zonas afectadas para verificar los avances y evaluar si puede iniciarse formalmente una nueva fase de erradicación.

Antes del segundo cierre, se exportaban diariamente cinco mil 700 cabezas de ganado por las fronteras de Sonora y Chihuahua. Con un valor promedio de dos mil dólares por cabeza, esto representaba más de 11 millones de dólares diarios en divisas. La pérdida mensual asciende a unos 350 millones de dólares, una cifra insostenible para un sector que ya venía golpeado por la sequía persistente en diversas regiones del país.
Este episodio pone en evidencia las debilidades estructurales de nuestros sistemas de bioseguridad frente a emergencias sanitarias y biológicas. Factores como el cambio climático, la reducción presupuestaria en sanidad agropecuaria, el aumento en la movilidad animal y el trasiego ilegal de ganado por la frontera sur representan riesgos que deben abordarse de manera integral. Lejos de ser un retroceso, esta crisis debe verse como una oportunidad para fortalecer nuestras capacidades institucionales, mejorar la infraestructura zoosanitaria y reforzar la cooperación regional.
Reabrir la frontera con Estados Unidos es indispensable, pero la solución definitiva requiere atacar el problema desde su raíz: el sur-sureste del país. Es ahí donde deben concentrarse los recursos, la vigilancia y la estrategia, ya que mantener la frontera cerrada no resolverá el problema, solo agravará sus consecuencias económicas.
Fuente: El Sol de México
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