Redacción / CAMBIO 22

José María Morelos, 29 DE MAYO. –   La reciente prohibición de alimentos considerados como chatarra en las escuelas ha impactado negativamente a las vendedoras locales que por años han comercializado este tipo de productos en las inmediaciones de los planteles educativos. Sin embargo, el arraigo en el consumo de estos alimentos entre los infantes y sus madres ha permitido que las ventas no se desplomen por completo.

Magdalena, una de las vendedoras que diariamente ofrece botanas, refrescos y golosinas a las afueras de una escuela primaria, comentó que aunque la medida ha reducido la afluencia de compradores, aún existen madres de familia que, por costumbre, continúan adquiriendo estos productos para sus hijos.

“Sí nos ha afectado, pero poco a poco las cosas mejorarán”, expresó con esperanza. Asegura que ha tenido que ajustar su oferta e incluso considerar incluir productos más saludables para adaptarse a las nuevas disposiciones.

Las autoridades educativas han reforzado la vigilancia dentro de los planteles para evitar la venta y el consumo de productos ultraprocesados, como parte de una estrategia para combatir la obesidad infantil. No obstante, fuera de los recintos escolares, las vendedoras como Magdalena siguen siendo una opción para muchos estudiantes que, al salir de clases, buscan satisfacer sus antojos con los tradicionales “snacks”. Mientras las políticas de salud pública avanzan en su implementación, la realidad en las calles muestra que cambiar los hábitos de consumo será un proceso paulatino tanto para los niños como para sus familias.

 

 

 

 

redaccion@diariocambio22.mx

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