Recuerdan “Historia Escondidas de mi Bello Chetumal”
27 May. 2025
Miguel Ángel Mauss / CAMBIO 22
Aquí la historia completa, narrada por Elías Martínez Hernández y Guadalupe Del Socorro Pérez Gallegos, en su trabajo monográfico “Historia de la Seguridad Pública en el Estado de Quintana Roo”, y por respeto a ellos, se presenta tal cual como ellos lo sustentaron, (cito textualmente):
“Hacia multas de 1929 el gobierno del General Siurob implantó medidas más enérgicas, en un intento por frenar el creciente índice de robos en pequeña escala. Sucedía que cuando algún sospechoso era consignado ante la autoridad competente como presunto ladrón, pero no se aportaban las pruebas suficientes, el proceso no avanzaba y el tipo quedaba libre para seguir haciendo de las suyas. Se optó por deportar a los extranjeros o aumentar el monto de las cauciones” (Ramos, 1998:42).

La aplicación de la nueva disposición provocó que la tranquilidad regresara a Payo Obispo, ya que redujo la tarifa en el territorio; una de las personas que debió responder al rigor de la ley es el chino Luis Lam, como lo describe Martín Ramos Díaz, en el libro Payo Obispo 1898 1998 Chetumal, en la pág.42.
“No hacía mucho tiempo había llegado a vivir a Payo Obispo un ciudadano chino llamado Luis Lam”. Tenía por actividad el comercio y por afición el juego de apuesta, como ya era fama desde el momento que pisó el muelle. En efecto: cuando arriba a un barco, la gente acudía al muelle para dar la bienvenida a familiares y amigos y para conocer a los forasteros. Lam llegó un buen día en la canoa Norman y desde la isla de Cozumel había entablado amistad con Raúl Mendoza Aguilar, quien en el trayecto conoció la principal debilidad del oriental. Y por problemas de juego muy pronto se vio implicado en un robo: fue hallado responsable en el hurto de mercancías por valor de 300 pesos en agravio de Manuel Jiménez. El juez estaba a punto de conceder la libertad bajo caución por un monto igual, pero para su mala fortuna se recibió en el juzgado un documento con las disposiciones nuevas y la fianza pasó a ser 3000 pesos. “Dentro del rigor de la ley”. las autoridades, la aplicación de las nuevas medidas hizo que disminuyeran las tarifas y que la tranquilidad volviera a la sociedad. Entre tanto, el chino Lam debió pasar algún tiempo en prisión.
Uno de los crímenes que impactó a los pobladores de este tiempo fue la muerte del comerciante chino Luis Lam, que fue asesinado violentamente por tres sujetos, entre ellos el agente de la policía Pilar Frías, quienes después de asesinar al comerciante lo descuartizaron en 36 pedazos y fueron metidos en tres latas alcoholeras, para después enterrarlas.

Pilar Frías, el capitán Sánchez Rubio y otro individuo de apellido Caballero se reunieron cierta noche de mayo de 1930 para jugar póker con el chino Lam, ya ex carcelado. La suerte le favoreció en principio al oriental puesto que les ganaron a los tres y se quedó con todo el dinero…momentáneamente. Allí mismo plantearon el crimen y procedieron a ejecutarlo. Para así recuperar el dinero perdido. Una vez muerto Lam, se vio en la difícil situación de cómo deshacer el cadáver sin ser descubierto. Lo más sencillo sería, concluyeron, descuartizarlo y enterrarlo en latas selladas con soldaduras y catín.
El comandante de la policía, Felipe Aguilar, pronto tuvo conocimiento de la desaparición de Lam e inició las investigaciones. Frías tenía pésimos antecedentes y no hubo mayor dificultad para encontrar el móvil de crimen, conociendo los nexos que había entre los tahúres. El hallazgo del cadáver también resultó relativamente sencillo: a los pocos días del crimen comenzaron a sentirse olores fétidos en las cercanías del predio que ya estaba bajo sospecha como escenario del asesinato. A poca profundidad se encontraron enterradas tres latas alcoholeras y su interior, 36 fracciones de los despojos de Luis Lam, que no obstante haber sido tratados con salmuera, ésta resultó insuficiente y estos empezaron a emanar olores que delataron el crimen.
Frías huyó rumbo a Honduras y sus cómplices fueron detenidos. Ante las evidencias, terminaron por confesar el cruel asesinato del chino Lam; un suceso que no tenía precedente en Payo Obispo. “La población quedó consternada por mucho tiempo” (Ramos, 1998: 43 y 44).
Fuente de Información: “Martínez Hernández, Elías y Pérez Gallegos, Guadalupe Del Socorro” Historia de la Seguridad Pública en el Estado de Quintana Roo. Trabajo Monográfico Para obtener el grado de Licenciado en Seguridad Pública. Capítulo II. La Heroicidad de la Policía ante la Sociedad. 2.3 Medidas disuasorias para frenar la delincuencia. El caso del Chino Luis Lam. Pag. 39 Chetumal, Quintana Roo, 2009. Universidad de Quintana Roo. Clasificación: HV8161.M37.2009- 59657-1
GPC/RCM




















