Equilibrio

 

Jorge Eugenio Acevedo Marín/CAMBIO 22

*En un buen tramo de mi vida, por presiones políticas que se judicializaron, dejé de escribir editoriales 8 años. Los tiempos cambiaron y, pese a la indiferencia, sobrevivo, al menos en la entidad, porque allende las fronteras la persecución sigue, pero a pese a ello y a sus posibles consecuencias me atrevo a retomar lo que hice y me consagró durante más de 40 años. Si me trae consecuencias, va, pero no esperen más silencio.

Empezamos.

El discurso y la postura de la doctora Claudia Sheinbaum cuando tome protesta el próximo 1 de octubre puede generar diversos escenarios.

El peor de ellos es el de la violencia, el del reclamo y el de la coyuntura de la historia.

Aunque suene a contradicción, recuerden: 2 de octubre no se olvida.

Y una gran parte de la población y del gremio estudiantil está a punto de acciones incendiarias.

Repasemos algunos acontecimientos de los últimos días:

-Las agresiones con botellazo y cachetada de gente inconforme en  Veracruz. Más allá de eso, los gritos de la turba de “dictador, dictador, dictador…”

-El inédito ataque con petardos buscando colapsar el Palacio Nacional para protestar contra el Presidente Andrés Manuel López Obrador por su incapacidad para resolver el caso de los 43 desaparecidos del caso Ayotzinapa.

Súmenle a esto la protesta estudiantil de las principales instituciones del país en contra de la reforma exprés sobre el Poder Judicial, en la cual, por cierto, el paro laboral continúa.

¿Cuál será la postura y el discurso de la nueva Presidenta (así, con a, como ella ha pedido) en relación con estos temas delicados?

El mensaje de Sheinbaum puede tener tres escenarios:

-La indiferencia ante la sumisión, aunque no es algo que le pudiera sumar a la nueva president(a) como ella ha pedido que se le mencione.

-El discurso conciliador, pero dejando entre líneas que AMLO tiene vigencia, pero también tiene fecha de caducidad.

-O un discurso fuerte que, aunque no de manera directa, “pinte su raya” y exprese de manera contundente que el poder no se comparte.

Algo que, a final de cuentas, no sea la chispa que incendie el país y que no genere, ante las circunstancias antes expresadas, un nuevo acontecimiento que no sería bueno para el gobierno.

Claudia tiene en sus manos la caja de cerillos.

Faltan unas horas para saber cómo “masca la iguana”, para expresarlo en el lenguaje choco de nuestro hasta hoy mandatario.

Y NOS DIERON LAS 10…

Conozco a Andrés Manuel; tuve la oportunidad de entrevistarlo muchas veces antes de que asumiera el poder.

Pero hoy -como su paisano y vecino de su Rocío, la difunta madre de sus primeros tres hijos, me atrevo a pedirle a que regrese a su pasado.

Que vuelva a hacer ese político de convicciones y que se olvide de ser el caudillo de las imposiciones.

 

redaccionqroo@cambio22.mx

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